Sawako Kuronuma, apodada Sadako por sus compañeros dado su parecido con el personaje de Ringu, siempre se ha expresado mal, o mejor dicho no sabe cómo hacerlo. Su mejor intento de una amable sonrisa es fácilmente confundido con un gesto psicótico o la cara del más aterrador espíritu maligno, impidiendo esto durante toda su vida que la gente conozca su dulce e inocente carácter. Hay rumores sobre que Sawako puede ver fantasmas, maldecir a las personas y traer mala suerte a quien se aproxime a ella. Pero cuando el popular muchacho Shota Kazehaya, comienza a hablar con ella todo cambia; se encuentra en un nuevo mundo, tratando de hacer amigos, hablando con gente diferente y no puede agradecer lo suficiente a Kazehaya por darle estas oportunidades. Lento pero seguro florece un dulce amor entre los dos que deberá superar muchas circunstancias y obstáculos en el camino, especialmente las inseguridades y temores de ambos.